Fin de semana en el Valle del Jerte

Como os contaba el otro día, la Rubia Azabache y yo hemos estado el fin de semana pasado en Jerte (Cáceres) y hemos recorrido el Valle del Jerte, y la vecina Comarca de la Vera. Este viaje, responde a la cortesía que tuvo con nosotros el Consejo Regulador de la Denominación de Origen Cerezas del Jerte, por haber organizado el Concurso de Recetas con Cerezas y haber editado el libro recopilatorio con las 125 recetas, que os recomiendo que os descargueis (pinchando aquí) si no lo habéis hecho ya
.

Aunque el Valle no está en este período del año tan bonito como en primavera con la floración de los cerezos, sigue siendo un paraje impresionantemente bello y llama la atención el color verde intenso, y lo frondosas y húmedas que están las laderas del Valle, como este fondo de helechos que parece propio de Asturias o Cantabria.

Además, está tan cerca de la vecina Comarca de la Vera, que vale la pena acercarse a poblaciones tan bellas como Jarandilla de la Vera (cuyo Parador donde se alojó Carlos I mientras le acondicionaban el Monasterio de Yuste tenéis sobre estas líneas), Cuacos de Yuste, Jaráiz de la Vera, Garganta La Olla, etc

Garganta Jaranda
En el recorrido por ambos Valles, podréis ver numerosas Gargantas, embalses y Presillas estupendas para refrescaros en estos días, sin mucha aglomeración de visitantes, pese a ser el mes de Agosto, y numerosos lugares donde disfrutar de la rica gastronomía de la zona, y donde comprar productos artesanos como Quesos (Tortas del Casar y de la Serena) Pimentón, etc., y por supuesto todo un mundo alrededor de las Cerezas.


Pero os cuento alguna cosa más del recorrido que hicimos. El sábado nos dimos un baño en la piscina (ahí tenéis a la Rubia disfrutando de las burbujas) y después recorrimos ambos Valles en una excursión tranquila, curva para acá y curva para allá, subiendo y bajando los muchos puertos de montaña que exige el recorrido.  Así estuvimos conduciendo por las distintas localidades del Valle del Jerte y el de la Vera, y para comer nos acercamos a una terraza llamada Restaurante de la Abuela Polina, que está situado muy cerca de la Garganta Jaranda, que teneis en las fotos superiores, y al que se llega tras cruzar el puente Romano que también está en la primera foto de la entrada, en el término de Jarandilla. Allí tomamos un estupendo Cochifrito de Cabrito y una trucha, ambos deliciosos, (sobre estas líneas). Un lugar muy recomendable, tanto por el entorno como por la calidad y precio moderado, para disfrutar
.  
El hotel en el que hemos estado alojados en la villa de Jerte fue el Hotel Túnel del Hada, que os recomiendo tanto para el alojamiento como para disfrutar una buena comida. Aquí encima veréis la pinta de los platos que pudimos probar, algunos de los cuales prepararemos en Lazy Blog en el futuro. El hotel cuenta con un pequeño Spa, por lo que aprovechamos para darnos unos masajes y disfrutar de la piscina con chorrillos de hidromasaje, etc. (Vamos, nada más que sufrir y sufrir, jeje)

En la foto superior, tenéis una panorámica del Restaurante del Hotel, un detalle de la decoración y algunos de los platos que tomamos. En la foto siguiente, el vino que acompañó la cena, (Lar de Lares, magnífico) y más primeros planos de las Verduritas, el Milhojas y las Vieiras braseadas, que nos parecieron excepcionales.

Esta cena que resultó magnífica, pudo estropearse, (ahora os cuento) pero la profesionalidad de José María (responsable del restaurante) solucionó la situación... 

Cuando estabamos mirando la carta, charlando tranquilamente y observando lo que habían pedido los de las mesas contiguas para ver tamaño de las raciones y aspecto de las distintas posibilidades, (todos lo hacemos), entró en el restaurante un grupo familiar, que incluía a 3 niños menores de dos años.

Al cabo de dos minutos, tanto nosotros como los de la mesa de al lado, que se unieron a nuestro disgusto, estuvimos a punto de levantarnos y cambiar de restaurante, pues las criaturas no paraban de llorar y berrear, ante la pasividad de sus padres, que debían tener conectado el chip "no oigo nada" que suelen tener.

Veamos. Yo soy partidario de que la familia no impida a los padres salir a disfrutar de los restaurantes, pero hay que tener cabeza. Primero educando a los niños para que no den el espectáculo, no griten, no monten escándalo etc. Y segundo, siendo conscientes de que todo eso puede molestar, y si no consiguen evitarlo, deben salir del local y llevarse a los niños.

La culpa de esas situaciones no es de los niños, por supuesto, son niños, pero los padres no son niños, y deben entender que nadie salvo ellos, está obligado a aguantar ese tipo de molestias. Y menos aún en sitios de categoría, en los que el resto de los asistentes se deja un dinero que incluye no solo la comida, sino también la atención, el entorno, la tranquilidad, etc.

Evidentemente, tras nuestras miradas (que no hicieron ningún efecto) y ciertos comentarios complices con José María, no hizo falta más, él se acercó y ante la imposibilidad de callar a los pequeños, hizo ver a los padres que lo mejor era que salieran a la terraza del hotel donde les atenderían igual, sin molestar al resto de clientes. Y salieron.

Me pregunto... ¿Se puede ir con niños a cualquier restaurante? Yo creo que sí, siempre y cuando sepan estar los niños, y sepan controlarlos sus padres... ¿Y, en caso de llanto, gritos y otras actitudes de los nenes, si los padres no se los llevan fuera, debe hacerlo el Maitre? Yo creo que es parte del "servicio" que se espera en un restaurante, poder disfrutar con tranquilidad de la velada, por lo que creo que se actuó correctamente.

Esto no va contra las criaturas, igual nos habría fastidiado un grupo de gente chillando o pasada de copas que montara su show. Y vosotros... ¿qué opináis?

Después, continuamos con la cena, que fue realmente deliciosa. Ahora os lo muestro con más detalle...

Milhojas de foie micuit, con kikos, membrillo y queso de cabra.

Solomillo de Retinto al punto, con salsa de Torta del Casar y cilindro de membrillo.

Verduras al Carbón con espuma de Jamón y huevo Tembleque, que ya os había enseñado en la entrada anterior...


Braseado de Vieiras sobre patata con trufa y papada de ibérico confitada. Era impresionante el sabor de la camita de espuma de patata trufada, y adornada con crujiente de puerros, realmente espectacular.

Y de postre... un coulant, que en la foto veis ya abierto, en el que la combinación de chocolate fluído y el sorbete de frambuesas, nos remató una cena que seguro volveremos a repetir en el futuro.


En resumen, una delicia de viaje, un fin de semana lleno de descanso y disfrute, que recomendamos a todo el mundo.

Y para terminar..., como siempre... sed felices.
La próxima entrada será una pequeña tarta de cumpleaños...