Receta de fabada asturiana para principiantes




Hace unos años, - eramos tan jóvenes-, cuando me independicé, comenzaba yo a cocinar. Saber saber, de cocina yo sabía lo justo: los macarrones, espaguettis y similares, para cuando nos juntábamos unos cuantos en casa, o el arroz a la cubana, freír un filete y acompañarlo con una ensalada para cuando estaba yo sólo. También sabía calentar los tuppers, -en mi casa lo llamamos convoy - que habitualmente me daba mi madre cuando iba a visitarla.

Pero la necesidad obliga, y yo ponía siempre mucha atención a los guisos de mi madre, mi abuela, mis tíos, etc.  De aquellas primeras recetas, en especial me gusta preparar la receta de fabada asturiana, en la que básicamente, si cuentas con buenos ingredientes, lo tienes todo hecho.

FABADA ASTURIANA

Ingredientes, para 6 personas.

600 gramos de fabes
3 chorizos asturianos
2 morcilla asturiana
1 trozo de lacón
1 trozo de panceta o tocino con veta

Además, como mi hermana me había traído carne de cerdo ibérico de Jabugo en Huelva, añadí un trozo de unos 200 gramos de cabeza de lomo y una punta de papada de ibérico. Pero todos estos “
 sacramentos” extras, no son necesarios para hacer una magnífica fabada. Podéis añadir más lacón, o incluso, -y lo recordaréis siempre-, un codillo de cerdo (cocido aparte), lo que pasa es que si tenéis material de primera... no os hará falta más

PREPARACIÓN

La fabada asturiana es una de las recetas más fáciles del mundo mundial. Se dejan las fabes toda la noche en agua fría abundante, y por la mañana, se mete todo -menos la morcilla-en la olla y se cubre holgadamente con agua fría. Para estar tiernas, tienen que cocer a fuego suave durante unas dos horas y media, dependiendo de la dureza de las fabes. Es costumbre asustar a las fabes, o “pasmarlas”, rompiendo un par de veces el hervor añadiendo a la olla un chorrete de agua fría, en cuanto empiezan a cocer. Luego se tapan y se dejan cocer tranquilas…

Cuando falte una hora para terminar, o sea, a la hora y media de comenzar la cocción, se introducen las morcillas y se mantiene la cocción hasta el final del proceso. Ya apagado el fuego, se extraen dos cacillos de fabes escurridas y uno de caldo, y se pasan por la minipimer. El puré resultante, se vuelve a introducir a la olla, para hacer que el caldo sea más consistente. 

Probad para ver si necesita retoque de sal (nunca o casi nunca lo necesita) y ya está lista para disfrutar. Yo la prefiero cocinada la víspera, lo que permite asentar un poco el caldo y también desengrasar, ya que al enfriarse dejará en la superficie una capa de grasa de color naranja (proviene del chorizo) que me gusta retirar CASI en su totalidad. Hay que dejar algo, sin abusar.


El compango preparado.

Se suele servir separando el compango, -las carnes- que se presentan en fuente aparte de las fabes. Luego cada uno se sirve en su plato los “sacramentos” que le apetezcan o su silueta le permita.

En versión olla rápida, se echa todo junto (morcilla incluida) y se mantiene unos 20 minutos desde que la válvula empieza a silbar. Y a comer.


Habréis visto que no añado ni pimentón, ni cebolla, ni sal, ni pimienta, ni hojas de laurel, ni nada. No obstante, nuestro amigo ELO de “La cocina de mi casa”, señala que él recomienda añadir unas hebras de azafrán, cosa que yo hago en las fabes con almejas, por la cosa del color y el aporte de sustancia….

Bueno, como decía, según nuestra receta, todo el sabor lo aportan los ingredientes. Eso sí, los ingredientes deben ser de gran calidad. En este caso, tanto las fabes como el compango, los había comprado en noviembre en un viaje familiar a Asturias, por lo que era todo de primera. Pero encontrar buenos ingredientes es fácil, en casi todas las ciudades, hay tiendas tradicionales de alimentación que venden productos de calidad. 

En Madrid, recomiendo la tienda Empanadas A. Suárez, que vende productos asturianos y gallegos de calidad insuperable, además de sus famosas empanadas. (Calle Alcalá 303) Y en todos los supermercados y grandes superficies, venden preparados de compango para 4 personas. Eso sin olvidar, para los más vagos, la clásica fabada Litoral, uno de los productos enlatados tradicionales, de calidad más que aceptable.


Como preparé la fabada el sábado, la comimos el domingo la Rubia Azabache, Alberto y yo, y ya podéis ver lo que dejamos en el plato. Como al hacer fabada sale mucha cantidad, guardamos unas porciones en frascos de cristal para congelar y disfrutar más adelante, y preparamos a Alberto el convoy correspondiente para que la disfrute a lo largo de la semana y se acuerde de nosotros.


Como siempre, podéis hacer clic en cualquiera de las fotos para verlas con más detalle. Buen provecho y, sed felices