Ensalada no aburrida

 
Quizás porque en mi niñez, las ensaladas siempre eran iguales, –lechuga y tomate- y para mí eran eso que se servía junto al filete o la rodaja de merluza, las ensaladas siempre me han parecido aburridas. Ahora os enseño cómo preparar una ensalada divertida, una ensalada no aburrida.


Ese tonto prejuicio me ha acompañado hasta la madurez, y nunca me ha parecido apetecible comer o cenar una ensalada, sino que he considerado que la ensalada era el acompañamiento del pollo asado, o del filete empanado. Todo lo más, me pedía una ensalada “para desengrasar”, y a ser posible, la llamada ensalada completa, es decir, no solo lechuga y tomate, sino acompañada de atún, huevo duro, aceitunas y espárragos, por ejemplo.


Hasta los 31 años, no le tomé el gusto a la ensalada como plato, y fue fundamentalmente porque hasta entonces, no había comido buenas ensaladas. Un amigo de entonces, Pablito, me enseñó a preparar ensaladas, mezclando canónigos, escarolas, bacon crujiente, tacos de queso, entre otros –al menos entonces- fascinantes ingredientes.



Las cenas en casas de amigos fueron la siguiente fuente de inspiración ensaladeril, ya que la gente suele completar sus platos fuertes con ensaladas y así, probé algunas ensaladas en las que la lechuga se sustituía por espinaca en hojas, y se acompañaba de gajos de naranja y queso de cabra, (toda una maravilla) o las ensaladas aliñadas con mezcla de aceite y vinagre y una cucharada sopera de mostaza, todo ello bien batido, antes de incorporar al bol. 

La Rubia Azabache, otra gran ensaladera, me descubrió el contraste del queso y la granada, los aguacates y los tomates cherrys, llevándome a apreciar una buena ensalada como una gran cena.

Y así fue que ayer, se me ocurrió preparar una ensalada divertida y diferente, a base de pollo, queso, manzana y picatostes, y como hojas, en lugar de la aburrida lechuga romana, o de lechuga iceberg, unos brotes tiernos, una mezcla maravillosa de brotes de lechuga roble, lollo rojo, y red chard, que venden en grandes superficies.

Ingredientes:



1 sobre de brotes tiernos variados, 1 pechuga de pollo, 1 manzana verde ácida, 50 gramos de queso fuerte (yo usé Gouda viejo), 2 biscotes troceados o PICATOSTES, Aceite, sal, pimienta, especias, 2 cucharadas de tomate y 2 de mayonesa y unas gotas de salsa perrins.

Cómo hacer una ensalada no aburrida:





Para empezar freímos la pechuga de pollo cortada en filetes, sazonándolos abundantemente con especias fuertes, tales como polvos curry, pimienta roja, pimienta negra, y hierbas aromáticas. Como podéis ver en la foto, iban bien cargadas. Cuando tenía la pechuga bien doradita, la troceé en tiras delgadas y la reservé.








Entonces corté la manzana en tacos pequeños y los eché en la ensaladera. Agregué las brotes tiernos, y unos 50 gramos de queso Gouda fuerte (valdría un manchego con sabor) cortado también en tacos de idéntico tamaño que los de la manzana.

Mezclé un poco y después incorporé las tiras de pechuga y unos trocitos de biscote también del mismo tamaño, que hicieron las veces de picatoste (pocos) Estos aportan el elemento crujiente, parte del encanto de esta ensalada.




Como aliño, mezclé en una taza el aceite especiado en el que había frito las pechugas, dos cucharadas de salsa de tomate, dos cucharadas de salsa mahonesa y unas gotas de perrins. Lo batí hasta que obtuve una magnifica salsa rosa casera, con un ligerísimo toque de especias.

El resto fue revolver la ensalada para que todos los ingredientes se impregnasen de la salsa y servir. El resultado, genial, ya que la ensalada tenía trozos templados y con más sabor, contrastes dulces y acidos de la manzana, la potencia del queso y el crocante de los picatostes.


Ni que decir tiene que estaba buenísima. Aquí tenéis un estupendo primer plano en detalle de la cenita de ayer.




Sed felices,