Vacas y Pechugas

Hoy os traigo una receta muy fácil de preparar que en cuanto probéis repetiréis muchas veces. Se trata de unas pechugas de pollo con miel y mostaza que se preparan solas en el horno. Ya veréis cómo os gustan.

Entre tanto os cuento que tenemos Madrid inundado de vacas. No sé si son vacas locas, pero desde luego tienen muchos colorines. Las han decorado algunos artistas, empresas y famosos. Dicen que después de estar expuestas, se ofrecerán al público para que las compre y con el dinero recaudado se darán fondos a obras de interés social y ONG's. 


Personalmente, no me entusiasman, pero bueno, le dan un toque gracioso a las calles, y algunas, tienen su gracia. No creo que nadie las compre para su casa o su chalé, pues son bastante grandes, pero bueno, como dijo el torero sevillano El Gallo, "Hay gente pa tó". Supongo que pronto, la gira las llevará a otras ciudades de nuestra geografía así que ya me diréis. La foto no es mía, me llegó en Power point al email.


Volvemos a lo nuestro. Os decía que hoy quería ofreceros una receta muy sencilla, para hacer con pechugas de pollo con miel y mostaza, que os pueden resolver una comida de forma rápida, el día menos pensado.
Ingredientes para 2 personas
2 pechugas de pollo sin filetear, 2 cucharadas de miel, 3 cucharadas de mostaza, Sal y Pimienta.

Cómo hacer pechugas con miel y mostaza


Os lo cuento para dos personas y si sois más... echad las cuentas... Pedimos al pollero/carnicero, que nos separe en dos pechugas, el pecho de un pollo, pero no queremos filetes sino las pechugas limpias y enteras.


Colocamos las pechugas en una fuente de horno, con unas gotitas de aceite en el fondo, salpimentamos y untamos una cara de la pechuga con mostaza abundante. Está muy bien una mostaza al estragón de Louit, o también la mostaza antigua de Maille, pero lo dejo a vuestro criterio, siempre que no useis la típica mostaza amarilla de bote de plástico, tipo hamburguesería. No pasa nada si sois generosos. Dejar la capa limpia abajo y la capa con mostaza arriba.

Mientras untabais el pollo, habréis puesto el horno a precalentar a 180º C. Metéis la fuente con las pechugas y las dejáis más o menos 10 minutos, pasados los cuales, sacáis el pollo, y dais la vuelta a las pechugas. Al sacar la fuente, comprobaréis que la mostaza se ha secado y convertido en una especie de costra, que ha evitado que la pechuga se reseque. 


Las pechugas que ahora tienen arriba la cara limpia, se cubren ahora con una cucharada sopera de miel para cada una, y se vuelven a meter al horno para otros 5 ó 6 minutos. Vigilad un poco el horno pues la miel al calentarse hace burbujas y se pone a muy alta temperatura, y puede quemarse arruinando nuestra receta. Vale con bajar un poco la temperatura a 150º y sacarlas en cuanto empiecen las pompas. Y ya está.




Para emplatar, hicimos unos dibujitos con hierbas aromáticas en el plato, unas pasas que teníamos en remojo, y finalmente decoramos cada pechuga con un pegote de mostaza antigua por encima. Riquísmo.

Y mientras se cocina el pollo... 


Como somos un poco impacientes, no pudimos resistir la tentación de hacer un aperitivo mientras se hacía el pollo. Tenía una morcilla de León, (embutidos Matachana), que me había traído mi tío, y la oficié de la manera siguiente. 

Saqué la morcilla de su tripa, y sin nada de aceite, pues es bastante con el que tiene, la rehogué en una sartén con unos piñones y unas pasas de las que tenía en remojo que sobraron. 5 minutos removiendo y a comer. 


También se puede añadir un huevo para hacer en plan revuelto, pero yo la prefiero así. Un trozo de pan crujiente y una cerveza bien fresquita dio el toque final.


Os dejo con todo listo, una receta de pechugas de pollo a la miel y mostaza y con el aperitivo preparado, una morcilla de Matachana con piñones y pasas. A disfrutar.

Sed felices.