Safari en Selous (Tanzania)


Las fotos mejoran en tamaño grande. Pinchad en ellas para verlas ampliadas.

Tras el despegue –no voy a detenerme en contaros el retraso de más de dos horas y media, hakuna matata, por la lluvia- comenzó nuestro viaje hacia Selous. La reserva de Selous es una de las más grandes del mundo, y está situada al sureste de Tanzania. El nombre dado a la reserva se puso en honor de Frederick Selous, famoso cazador inglés que murió en 1917 combatiendo en la Primera guerra mundial. La reserva comprende un área de 54.600 km², siendo su sector Norte donde se centraliza el poco turismo que se realiza en este espacio protegido.

El vuelo era corto, y en la avioneta, viajabamos solamente el piloto, la Rubia Azabache y yo.
Antes de aterrizar en Mtemere, (una pequeña pista de tierra dentro de la reserva), el avión dio una pasada a poca altura para comprobar que no había animales sobre la pista, o para espantarlos si es que se veían.



Al llegar, nos esperaba Habibu, nuestro guía, con su 4x4. Enseguida nos propuso, dado el retraso, comenzar directamente con la excursión de día completo en la que con suerte veríamos muchos animales antes de ir al Selous Riverside Safari Camp, donde nos ibamos a alojar. Hay que señalar que cuando uno va a estas reservas no va al zoológico, y puede que tenga mucha suerte y vea de todo, o puede que no tenga tanta suerte y sólo vea algunos animales. Es la naturaleza y no hay nada previsto.


Pero nuestro cupo de mala suerte había terminado con el retraso en el aeropuerto de Zanzibar, por lo que aunque nuestra excursión tuvo dos horas de menos fue absolutamente genial. No voy a detenerme mucho con las palabras, porque prefiero que hablen las imágenes.


Tuvimos la suerte de poder estar a unos tres metros de una familia de leones, vimos una feroz lucha entre jirafas para determinar quién era el macho dominante, presenciamos como unos buitres devoraban el cadáver de un búfalo, y disfrutamos de un grupo de elefantes bebiendo en el lago.


Además, vimos cocodrilos, hipopótamos, kudus, impalas, cebras, facocheros, babuinos, águilas pescadoras, abejarucos, varios tipos de martín pescador, monos vervet azul, e incluso una araña cuya forma daba mucho miedo.



Todo ello entre una vegetación increíble, en la que destacaban los Baobabs, y los “umbrella trees”. En unos días os pondré una receta, antes de terminar de martirizaros con la parte submarina del viaje.



Sed felices...