Patatas Mimosas con Costillas, mi receta de papas con costillas de cerdo en amarillo
Y me dije, ya tengo nombre para la receta, “Patatas Mimosas con Costillas” A ese placer tranquilo de mirar las flores, le llaman los japoneses お花見 Ohanami, que por lo visto, literalmente significa ver las flores.
Pues en esas estaba yo esta mañana, admirando y fotografiando almendros y cerezos, viendo los tomillos con sus flores azuladas, y las primeras margaritas silvestres saliendo entre el césped, cuando reparé en que el color de las flores de las Mimosas, (Acacia dealbata) era idéntico al de unas estupendas patatas guisadas con costillas con las que os pensaba tentar hoy, antes que empiece realmente la primavera y tengamos que centrarnos más en la famosa Operación Bikini.
Tenía en casa dos tiras de costillas de cerdo ibérico que me trajo mi hermana desde Huelva, y había congelado para mejor ocasión. Y ¿qué mejor ocasión que el fin de semana? Lo primero fue hacer un pequeño fondo de verdura, (una cebolleta pequeña, medio pimiento y un tomate, todo muy picado) y pocharlo despacito. Mientras se iba ablandando ese fondo, procedí a separar cada una de las costillas para freírlas también con la verdura.
Al empezar la cocción, añadí dos cucharadas de tomate frito y puse la tapa a la cacerola.
(En la foto siguiente se puede ver que hay líquido suficiente para cubrir todos los ingredientes)
Seguí cociendo tapado, pues no era cuestión de que se evaporara ese caldete, hasta totalizar 45 minutos, con lo que patatas y zanahorias estaban tiernas y mimosas, y las costillas, por su parte, comenzaban a separar el hueso de la carne, indicando que ya estaban en su punto.
Una delicia para disfrutar con los cinco sentidos. Vista, olfato y gusto los más evidentes, pero también tacto y oído, pues las costillas hay que comerlas con las manos, y al roer es inevitable hacer ciertos ruidillos y succiones.
El resultado es espectacular, al igual que la floración de esta primavera adelantada.
Pásenlo ustedes bien. Yo les dejo con más flores.
Sed felices,