Los vinos de la Ribera del Duero y mi amor por Valladolid
A estas alturas, las uvas están creciendo en las viñas, preparándose para una buena cosecha. Tras un año lluvioso y un calor tardío, las esperanzas están puestas en que este sea un buen año para los vinos de nuestra tierra. Cada año, la vendimia y la elaboración del vino justifican el trabajo y la espera.
Con los años, mi gusto por los vinos ha ido aumentando y en paralelo he ido descubriendo que me gustan vinos de diferentes zonas productoras. Una de las zonas que he ido apreciando con la edad, son los vinos de la Ribera del Duero, quizás motivado por mi amor por Valladolid.
Con los años, mi gusto por los vinos ha ido aumentando y en paralelo he ido descubriendo que me gustan vinos de diferentes zonas productoras. Una de las zonas que he ido apreciando con la edad, son los vinos de la Ribera del Duero, quizás motivado por mi amor por Valladolid.
Cuando pienso en Valladolid, pienso en mi querido amigo Juan Manuel, a quien conocí en mi etapa paraguaya, con quien después he disfrutado las barras de lechazo de Traspinedo, con quien he caminado por Valladolid, donde reside ahora y con quien he compartido risas, lágrimas, vinos y muchas aventuras.
Con él planeé un viaje, aun pendiente, en plan película Entre Copas, por las diferentes bodegas en Peñafiel y sus alrededores.
Con él planeé un viaje, aun pendiente, en plan película Entre Copas, por las diferentes bodegas en Peñafiel y sus alrededores.
Recuerdo el cordero que nos comimos en la pequeña bodega de una amiga, la emoción vinculada a su padre y más aún a su abuelo, y tantos grandes momentos compartidos en torno al río Jaramiel y en su casa en Carraduero. Es imposible no emocionarme cuando pienso en todos esos momentos.
Es algo que ocurre con los vinos. Los vinos suelen asociarse a grandes momentos, a pequeños momentos, a situaciones cotidianas. Sabemos que hay muchos factores que intervienen en el proceso, las temperaturas, la vendimia, el prensado, hasta llegar a su reposo en las cubas, donde se producirá el milagro.
Es algo que ocurre con los vinos. Los vinos suelen asociarse a grandes momentos, a pequeños momentos, a situaciones cotidianas. Sabemos que hay muchos factores que intervienen en el proceso, las temperaturas, la vendimia, el prensado, hasta llegar a su reposo en las cubas, donde se producirá el milagro.
Después, el vino se irá afinando, irán surgiendo los matices de la madera y tras todo el proceso de elaboración y crianza de vino, vendrá el embotellado y la espera. A veces, al beber una copa se nos olvida todo este proceso, todo el esfuerzo que hace posible disfrutar de un vino que nos despierta los sentidos al probarlo.
Disfrutando de un Ribera del Duero, en nariz entran en conjunción los frutales y la madera, y se perciben las notas de mantequilla, toffee y otros aromas lácteos. En boca llegan los taninos, ajustados y persistentes, y la fruta y la madera acompañan el conjunto.
Viene a mi memoria otra vez el lechazo de Traspinedo. Qué bien iría con este vino de la D.O. Ribera de Duero. Me doy cuenta: este verano tengo que volver a quedar con Juanma y con Concha y seguir planeando nuestro viaje de Entre Copas. Brindo por ello con todos vosotros. Sed felices,
Yo no es que me entienda mucho de vinos,pero me gusta probarlos y leer post como estos que me ayudan a incrementar mis conocimientos sobre la cultura del vino. Un post muy interesante que ha valido la pena leer. Un abrazo
ResponderEliminarMe alegro que te haya gustado Teresa. Un abrazo
EliminarSe me ha puesto la carne de gallina con esta entrada!! Yo me crié en Valladolid y conozco muy bien sus vinos, los tintos, los rosados y los blancos, a cada cual más buenos. Siempre regreso en verano y, como no, difruto de su lechazo y sus caldos. Enmi aperitivo no puede faltar un buen verdejo ni en la comida un riberita.
ResponderEliminarUn besazo y que disfrutes de ellos este año.
Cuanto me alegro Vivi. Mi intención era reflejar un estado de ánimo y recordar mis visitas a Valladolid y lo bien que lo he pasado por allí con mi amigo Juan Manuel. Un abrazo
EliminarTotalmente de acuerdo. Los vinos de Ribera de Duero son mis favoritos, especialmente el de Emina. La zona es genial para una escapada de fin de semana. Muy recomendable la visita al Castillo de Peñafiel. Gracias por compartirlo. Un saludo.
ResponderEliminarHace mucho que te sigo, aunque nunca comento. Pero hoy me apetece decirte que todos tus artículos me parecen una genialidad.
ResponderEliminarFelicidades!
No entiendo mucho de vinos pero al menos mi marido que sabe un poco mas me dice que no tengo mal gusto y que se distinguir entre uno bueno y otro mejor. La verdad es que nos gusta probar vinos y no concibo una buena comida sin un buen vino.
ResponderEliminarSaludos
Cuanto me ha emocionado leer tu entrada...yo soy de Valladolid pero vivo en Valencia y nunca dejo de soñar con mi tierra. Creo que es una ciudad muy poco valorada en general pero aseguro a quien pueda leerme que es una gran ciudad, bonita ciudad y que sus gentes (aunque un poco secos de carácter debido al clima), somos gente de verdad.
ResponderEliminarAnimo desde aqui a quien pueda leerme que no deje de hacerse una escapada por allí y disfrute de la ciudad, de su gastronomía y sus vinos como bien nos has explicado.
Gracias.Ana.
Great publication!
ResponderEliminarRibera del Duero wines is my favorite and to read about Ribera del Duero is my pleasure. Thank you so much for sharing.
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