A vueltas con el tránsito intestinal
Tras una buena masticación en la boca, los alimentos descienden por el esófago hasta el estómago donde lo que hemos comido comienza a procesarse, mediante la digestión, pasando luego al intestino, donde se absorben las sustancias en un período que dura entre 3 y 5 horas y finaliza en el colon, donde se produce la parte final de la digestión.
Allí, mediante la fermentación aún se aprovechan parte de los nutrientes que no se digieren, se van deshidratando para formar lo que luego irá al baño.
Este recorrido de los alimentos no lo hacen igual todas las personas. De hecho, un 30% aproximadamente de la población, especialmente en el caso de las mujeres, tiene un tránsito lento, que fundamentalmente tiene como causa la falta de fibra en su dieta, el sedentarismo, el estrés o el poco consumo de agua, entre otras causas.
Cuando viajamos, los nuevos horarios y los cambios en el consumo de agua y alimentos habituales, ocasionan a su vez ciertos cambios de hábitos al tránsito intestinal. En los viajes no nos preocupa el despertador, no hay prisas ni estrés, ni siquiera comemos lo mismo, ni lo hacemos en los sitios habituales.
Como cambiamos nuestros horarios, nuestras comidas y bebemos un agua diferente a la habitual, a la de casa,-- y además cambiamos nuestro cuarto de baño habitual... se incrementan los problemas de tránsito.
Ahora que hemos regresado de las vacaciones, aumenta nuestro estrés, y las prisas que tenemos para todo pueden incrementar nuestras complicaciones con el tránsito.